Discurso de Jorge Cárdenas Gutiérrez con ocasión de la celebración del centenario del natalicio de Gabriel Betancur Mejía
May. 08, 2018
Bogotá, D.C. 27 de abril de 2018
Conozca las palabras del ex directivo empresarial y ex director de la Federación Colombiana de Cafeteros, dedicadas a la vida y obra del fundador del ICETEX durante la ceremonia de homenaje del centenario de natalicio de Betancur Mejía, que tuvo lugar el pasado 27 de abril en la Pontificia Universidad Javeriana.
Los cien años de Gabriel Betancur
Esta semana ha sido particularmente grata para mí. Y la razón es que personas muy amigas me han invitado a expresar mi opinión y conocimiento acerca de dos colombianos que para mí son especialmente admirados y de los cuales guardo el mejor de los recuerdos y un permanente reconocimiento por lo que significaron en mi vida profesional y familiar.
Son ellos Arturo Gómez Jaramillo y Gabriel Betancur Mejía. Con ambos tuve una larga amistad, recibí su consejo y aprendí de ellos mucho de lo que en la vida he podido aprovechar.
De Don Arturo Gómez nada tengo que decirles ahora. Todos conocemos su inmensa tarea al servicio del país y lo mucho que dejó su paso por la industria cafetera colombiana y su insuperable tarea como líder de la transformación rural del país. Sus años como Gerente General de la Federación dejaron una gran huella. Bien que en Manizales en estos días se le hace reconocimiento su obra y su desempeño en la vida nacional como un hijo de Caldas y Manizales que la historia debe recordar.
Con Gabriel Betancur Mejía sucede algo que en mi caso también es de admiración permanente. Gabriel jugó un papel muy importante en la vida pública y en las tareas de gobierno desde 1950 hasta el 2002, fecha de su fallecimiento. En los años cincuenta fue Secretario Económico de la Presidencia de la República y en ese carácter no sólo fue determinante para la creación del ICETEX, como lo mencionaré más adelante, sino en la misión del Profesor Lauchlin Currie, contratada por el gobierno de Mariano Ospina Pérez con el Banco Mundial.
El profesor Currie y su equipo asesor fueron responsables de preparar un gran programa de desarrollo económico y de infraestructura, quizás fue el primer gran plan con aportes de grandes especialistas y con la asesoría de ilustres colombianos. Vale la pena la presencia de una comisión que acompañó buena parte de los estudios, compuesta por Mario Laserna, Mauricio Obregón y Emilio Toro y economistas como Miguel Fadul, Fernando Gaviria, Rodrigo Llorente y otros, que ahora no recordaría. Hay que recordar que Currie tuvo antecedentes muy importantes como asesor y director de muchos estudios, inclusive para el Presidente Franklin Delano Roosevelt, y permaneció muchos años en Colombia, siempre a cargo de grandes trabajos.
En su condición de Secretario Económico del Presidente Mariano Ospina Pérez, llega Gabriel Betancur a Medellín, en asocio con el Ministro de Hacienda, el Doctor Hernán Jaramillo Ocampo, y dan una charla en la Universidad de Antioquia sobre el Plan de Desarrollo, preparado con apoyo del Banco Mundial bajo la dirección del Profesor Currie. Yo asisto. Era mi primer año en la universidad y me intereso en conocer sobre tan importante trabajo. Fue mi primer y fugaz encuentro con Jaramillo Ocampo y Betancur Mejía, personas con las cuales en el futuro tendría una relación muy cercana.
Termina la administración Ospina Pérez el 7 de agosto de 1950, Gabriel Betancur se vincula a labores empresariales en Medellín. En 1952 es Presidente de la Compañía Peldar, fundada por los empresarios antioqueños Pedro Luis y Darío Restrepo, de allí el nombre de Peldar, la primera gran compañía de fabricación de productos de vidrio del país con plantas en Medellín y Bogotá. Los señores Restrepo delegan su administración en Gabriel Betancur y ellos siguen orientándola en sus temas de producción y desarrollo de productos y, repito, en 1952 lo visito como estudiante para pedirle un apoyo para la revista de la universidad, de la cual yo era una especie de gerente; era una revista de tipo cultural, de historia, literatura, etc., que se editaba cada mes en la facultad de derecho.
Me recibe sin cita o exigencia alguna, me escucha sin afán, sobre la universidad, la facultad de derecho, la emisora de la universidad y luego me dice “mire, nosotros no hacemos propaganda porque la compañía tiene clientes muy definidos que son otras industrias, pero, por una sola vez, le voy a dar patrocinio, pero aprovecho esta oportunidad para hablarle de un tema muy importante para usted como universitario y es el de su especialización en el exterior.
Me entrega un artículo o documento con el decreto que en agosto 3 de 1950, horas antes de terminar el gobierno del doctor Ospina, había sido expedido. Me cuenta sus antecedentes y como en las últimas horas de ese gobierno y con apoyo jurídico de Hernán Jaramillo y Víctor G. Ricardo, padre, habían logrado elaborarlo y que recogía el trabajo de Gabriel Betancur, como estudiante de la Universidad de Syracuse de Nueva York, donde hizo una maestría en Administración Pública y Finanzas Públicas en la Maxwell School.
Lo escucho, leo rápidamente y me parece todo del mayor interés y le propongo que el tema sea explicado ante grupos de las distintas facultades de la universidad. Le parece interesante y lo acepta, ofreciéndose a escribir un documento más extenso sobre el particular para que fuera objeto de divulgación.
Yo le hago la divulgación en la universidad y se formaliza la invitación a Gabriel Betancur. Se hace la reunión con estudiantes y como para entonces se preparaba la celebración de un Congreso Nacional Universitario, se propone que este tema haga parte de dicho congreso y que en la visita que se hará para invitar el Presidente Roberto Urdaneta Arbeláez, se le hable también de la necesidad de convertir en una realidad el Decreto de creación del ICETEX.
Un grupo de cuatro universitarios de Medellín y Bogotá somos, semanas después, recibidos un sábado hacia la una de la tarde por el Presidente Urdaneta, le hablamos del Congreso Nacional Universitario y del ICETEX, sin vacilación alguna en una charla que duró escasamente 30 minutos. Nos dice que no podrá asistir al Congreso pero que su Ministro de Educación asistirá en su nombre al Congreso y que sobre el ICETEX lo considera muy valioso pero que su condición sería la de que Gabriel Betancur asumirá su dirección porque era la única forma de lograr hacer algo eficiente y profesional como era propósito del decreto que lo creaba.
Con ese mensaje y reconocimiento regresamos a Medellín y se lo comunicamos a Gabriel Betancur. Si la memoria no me falla en fechas, tres meses después Gabriel Betancur había renunciado a la Presidencia de Peldar y se hacía cargo de organizar el ICETEX, que fue el gran compromiso de su vida y el Congreso Nacional Universitario celebrado en Medellín aplaudió este gesto. Para Gabriel Betancur esta fue una decisión compleja y un sacrificio económico enorme.
Sin pena me atrevo a decir hoy que desde 1952 estuve cerca de la maravillosa tarea cumplida por Gabriel Betancur hasta el momento de su muerte en el 2002. Viví sus éxitos en el ICETEX, convirtiéndolo en el modelo de crédito educativo para muchos países. Fue el ICETEX la plataforma de su lanzamiento como gran gestor de la transformación y modernización de la educación superior.
Como Ministro de Educación en dos oportunidades, Gabriel diseñó planes que siguen siendo importantes: creo los INEM, que en Colombia fueron la base de los Institutos Politécnicos; y sus ideas se convirtieron en planes de reforma educativa en muchos países de este y otros continentes. Por eso fue Presidente de varias comisiones internacionales sobre Educación, dejó una huella importante en la UNESCO y aún en la misma reforma educativa de España que presidió su amigo y compañero Ricardo Díez Hochleitner en 1969.
En su condición de Subdirector General de la UNESCO, viajó por el mundo entero haciendo aportes valiosos, sugiriendo una institucionalidad nueva y moderna para la educación. Sus ideas eran siempre importantes, con bases sólidas y ajustadas a realidades. Fue un reconocido y aceptado consultor en materia de educación.
Fueron muchos los reconocimientos que recibió en vida y después de su muerte. Su talento y su energía fue siempre al servicio de grandes ideales, por eso su memoria es tan cercana a todos los que compartimos su trabajo.
Finalmente, mis agradecimientos por esta invitación que para mí significa mucho y mis felicitaciones a la Universidad Javeriana, a los directivos del ICETEX y a los amigos de Gabriel Betancur, que impulsaron este evento.